martes, 24 de mayo de 2011

La economia moral de la multitud de Thompson

Quiero aclarar que el nombre de este blog no tiene ninguna ideologia, por lo tanto no soy un anarquista, sino que es el tema de una cancion de rock, en este blog queridos lectores analizaremos sobre politica actual, e Historia, y comparemos hechos del pasado continuamente con la realidad. Tambien analizaremos algunos hechos de la realidad politico-sociales. Hoy veremos el gran libro de Edward Thompson " La economia moral de la multitud".

Breve reseña de E. Thompson:


E. P. Thompson, era un Historiador e intelectual británico, este influyó decisivamente en el pensamiento marxista británico, separándolo del europeo y dándole carácter propio, dentro de lo que se conoce como socialismo humanista. Este junto a Eric Hobsbawn realizaron una renovación del marxismo en Inglaterra, lo que se llamaría luego como Neomarxismo. Thompson se concentra en tomar el periodo anterior a la segunda Revolución Industrial de 1848, este va a indagar en la etapa de la pre-revolución agrícola, o sea antes de 1848 y por su parte Hobsbawn va a estudiar después de la segunda revolución industrial.  

 LA ECONOMIA MORAL DE LA MULTITUD

El texto se estructura por medio de nueve capítulos, en los que cada capítulo, es una continuación de los que viene hablando, o sea tiene un desarrollo lógico y continuado.
En el texto de la Economía Moral, Thompson trabaja sobre los motines de subsistencia, en los cuales tenía una fuerte incidencia en cuestiones culturales, y en este texto también trata sobre el paso de una economía paternalista a una economía liberal, Thompson se separa de la estructura de base y superestructura del marxismo.
Este penetra en el mundo simbólico, reconstruye como era la cultura de los sectores populares que realizan en los motines y analiza la lucha de clases con una perspectiva social y cultural, con la Historia popular.  Las Fuentes que Thompson trabaja en el texto son cartas, panfletos, artículos periodísticos, de diarios, lista de precios, libros contables con salarios de los trabajadores, poesías, canciones populares, archivos de legislación, etc.  El título del libro: La economía moral de la multitud en las Inglaterra del siglo XVIII es un titulo apropiado puesto que el texto trata básicamente sobre como la economía no estaba regulada por el mercado, sino por la gente, y como la gente llevaba a cabo protestas y motines ante alteraciones o precios en el consumo principalmente del pan, también Thompson utiliza mucha bibliografía en el texto y lo marca en el final de cada hoja poniendo un numero, marcando el autor y el texto.
En este texto plantea tres puntos sobre como actuaban los sectores populares: El Comercio interno de cereales en Inglaterra, las Relaciones paternalistas, intervención del Estado y los Motines de subsistencia. Thompson toma la categoría de economía moral porque los motines de subsistencia no tenían que ver con el mercado, los motines de subsistencia rara vez se producían por el aumento del precio de la harina, los motines se generaban por el acaparamiento de granos y por la mala calidad de la harina, porque en ese entonces el pan era el alimento básico para la sociedad inglesa.  Este toma distintas posturas sobre los motines, aunque los critica y sostiene que estos son más complejos, todas las acciones populares, según Thompson adquieren legitimidad mediante el consenso popular, era costumbre pedir por una buena calidad de harina y grano. También los disturbios tenían el consenso de la gente, tradición y costumbre son derecho consuetudinario, esto generaba el aval de sectores populares, eran acciones directas populares sin violencia, disciplinadas y con objetivos claros.
También hay que destacar que existían tarifas fijas para los molineros, para vender cereales entonces allí el Estado si intervenía, según el modelo paternalista la comercialización debía ser directa del agricultor al consumidor, pero durante la mayor parte del siglo XVIII el intermediario siguió siendo legalmente sospechoso y sus transacciones fueron severamente acotadas, los molineros y los panaderos eran considerados servidores de la comunidad que trabajaban, no para lucrarse, sino para lograr una ganancia razonable, pero esto no era así, se realizaban ventas por muestreo en los mercados, las cuales eran fraudulentas, y perjudicaban a los consumidores pobres, los cuales juntos a los paternalistas se lamentaban del desarrollo de estas prácticas en el mercado. Con respecto al paso de la economía paternalista a la economía liberal, los paternalistas aceptaban el cambio pero cuando sucedía alguna situación de emergencia volvían al viejo modelo, en esto eran prisioneros del pueblo, que adoptaba partes del modelo como su derecho y patrimonio, en distritos con motines en época de escasez, daba a los magistrados cierta capacidad de maniobra y prestaba cierta aprobación a sus intentos de reducir los precios empleando la persuasión.   El liberalismo suponía la desmoralización de la teoría del comercio y consumo, la desmoralización significaba que se limpiaba a la nueva economía política de imperativos morales intrusos.
Con el nuevo modelo económico se racionaban adecuadamente las reservas de cereales de la nación, a través del mecanismo del precio, sin intervención del Estado, pero la única forma de romper con esta nueva economía era que este intervenga o sino que intervenga el prejuicio popular. Con respecto al grano Thompson hace una aclaración, sostiene que su precio no puede ser explicado a través de la oferta y la demanda, que este era un artículo de primera necesidad para ese entonces, y que al avanzar el siglo, el grano pasaba por una red más compleja de intermediarios, donde los agricultores no vendían en mercado libre y competitivo sino a comerciantes o molineros que estaban en una mejor situación de retener las existencias y mantener los precios altos en el mercado.
Sin embargo hay un enojo por parte de los tradicionalistas con el nuevo modelo económico, "para la mayoría de los londinenses cualquier persona que tuviera algo que ver con el comercio de granos, harina o pan resultaba suspecta de todo tipo de extorsiones”. Cuando la gente quería mostrar que los molineros y los panaderos hacían “fraude”, se realizaban protestas en panaderías, molineros, etc., también cabe destacar que cuando los precios eran altos el pan se seguía consumiendo, resignando las familias pobres otros alimentos, pero así los trabajadores rendían menos. Por su parte el Estado interviene en carácter de paternalista, pero  acepta las reglas del liberalismo por lo tanto no interviene en los precios, el Estado tiene su figura presente en la ética y la moral de la sociedad.
Por su parte los molinos fueron blanco de motines urbanos, tanto a principios como a fines del siglo XVIII, donde los obreros seguían consumiendo pan en panaderías, donde también estas eran blancos de muchísimos motines y muchas veces la gente fijaba el precio del pan, pero el panadero era quien tenía contacto con el consumidor, y estos conocían sus clientes y ante la impotencia de no poder bajar los precios, señalaban como responsables a molineros o el mercado de granos donde la gente realizaba motines ante las acusaciones de estos.
Lo extraordinario en las insurrecciones es la disciplina y la conducta pacifica de la muchedumbre, la acción central de esta muchedumbre tenía que ver con el acto de fijar calidad del precio, había una moderación en las acciones de las personas, estas acción eran apoyadas mediante el consenso popular, hombres y mujeres atacaban molinos y graneros, no para robar el alimento sino para castigar a los propietarios. Repetidamente, el grano o la harina eran derramados a lo largo de carreteras y setos arrojado al rio, estropeada la maquinaria y abiertos los diques del molino.
Por otra parte Thompson plantea: si los pobres ¿eran tan ignorantes?, y sostiene que estos tenían información a la hora de realizar motines, puesto que los pobres trabajaban en puertos, graneros, molinos, conducían carros y manejaban barreras de peajes, por su parte el motín de subsistencia necesitaba un consenso de apoyo en la comunidad y un modelo de acción heredado con sus propios objetivos y restricciones. Principalmente los motines estaban compuestos por personas de clase baja, y hay que destacar que las iniciadores de los motines eran, en la mayoría de los casos, las mujeres, estas eran las más involucradas en la compra y venta cara a cara, las más sensibles con respecto al precio y experimentadas con la calidad del pan.
Por otra parte las autoridades de zonas propensas al motín dominaban a menudo los disturbios de manera equilibrada y competente, Thompson plantea que el motín era una calamidad social, pero el orden podía ser mayor, por lo tanto el Estado intervenía antes de que crezca el motín y se debía buscar un precio moral del producto.
Por 1800-1801 suceden crisis bélicas, y hay presiones económicas, sobre todo en los salarios, lo cual genera en 1812 los motines tradicionales de subsistencias que coinciden con el ludismo, las formas de acción que subsisten en los años siguientes son distintas, la ruptura en los precios del trigo después de las guerras facilito la transición, en las ciudades del norte, la lucha contra los agiotistas de grano dio paso a la lucha contra las Leyes Cerealistas, las formas de acción dependen de un conjunto particular de relaciones sociales, un equilibrio especial entre la autoridad paternalista y la muchedumbre. Este equilibrio se disloco con las guerras por dos motivos según Thompson: En primer lugar el antijacobismo de la “gentry” produjo un nuevo temor hacia cualquier forma de actividad popular, y la represión fue utilizada por los magistrados y en segundo lugar esta represión resultaba legitimizada, en opinión de las autoridades centrales y de muchas locales, por el triunfo de una nueva ideología de economía política.
En el ultimo capitulo Thompson plantea que es difícil imaginar los supuestos morales de otra configuración social, donde manifiesta que pareciera mentira que otros hombres se pudieran beneficiar de las necesidades del otro,
las escases en el siglo XVIII eran muy complejas, puesto que los altos precios significaban vientres hinchados y niños enfermos cuyo alimento consistía en un pan basto hecho con harina rancia, y por su parte el mercado era el punto en el que los trabajadores sentían con mayor frecuencia que eran explotados, pero este lugar era donde podían llegar a organizarse con mayor facilidad, la comercialización se hace progresivamente más impersonal en una sociedad industrial madura. En la Inglaterra del siglo XVIII el mercado permaneció tanto como nexo social como económico, la muerte de la antigua economía moral de abastecimiento tardó tanto en consumarse como la muerte de la intervención paternalista en la industria y el comercio, el consumidor defendió sus viejas nociones de derecho con la misma tenacidad que defendió su situación profesional como artesano. Estas nociones de derecho estaban claramente articuladas y llevaron durante mucho tiempo el imprimatur de la Iglesia, el avance del liberalismo determino el desmoramiento de la economía moral, aunque la economía moral de la muchedumbre tardo más tiempo en morir puesto que es recogida en los primeros molinos harineros cooperativos por algunos socialistas de la época y subsistió durante años en algún fondo de las entrañas de las Sociedad Cooperativa Mayorista. Por último Thompson sostiene que un síntoma de su final desaparición es que haya podido aceptar durante tanto tiempo un cuadro abreviado y “economicista” del motín de Subsistencias, como respuesta directa, espasmódica e irracional al hambre; un cuadro que es en sí mismo un producto de la economía política que redujo las reciprocidades humanas al nexo salarial.


Esperemos que les haya gustado, Martes y Jueves escribiremos, si queres opinar o comunicarte el mail es: nahuel_rivas_karlic@yahoo.com.ar

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